Jean-Pierre Page: "No tenemos que temer la influencia de China"

Nota de la Asociación: este artículo, que versa sobre un libro publicado en Francia (y que leeremos más pronto que tarde para informar sobre el mismo), se dirige a un público francófono, pero por el interés del mismo hemos considerado oportuno traducirlo al español para ponerlo a disposición de los visitantes del blog.

Como Estados Unidos ha declarado una nueva Guerra Fría a China, es casi imposible entender cómo funciona este país-continente, por el hecho de que la propaganda estadounidense está funcionando a plena máquina. Maxime Vivas y Jean-Pierre Page, sin embargo, han logrado reunir a diecisiete expertos para superar los clichés de la propaganda bélica y permitir que el público en general se haga una mejor idea de lo que es China. La contribución es notable, en una época en la que que "comprender" se asemeja cada vez más a un acto de resistencia. Por ello os ofrecemos la entrevista que Jean-Pierre Page concedió a la agencia Xinhua con motivo del lanzamiento de este libro editado por ediciones Delga, "China sin anteojeras". 

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¿Por qué aceptó escribir este libro? ¿Cuánto tiempo dedicó a esta recopilación?

Tomamos la decisión con mi amigo Maxime Vivas de publicar el libro “China sin anteojeras” con las aportaciones de 17 autores de diferentes disciplinas y opiniones, de los 5 continentes y de varios países, entre ellos China, porque los medios de comunicación mantienen al público francés en una grave ignorancia.

Este es acosado a diario por información falsa sobre qué es China y cuáles son sus objetivos. Esto se hace a través de caricaturas, ideas preconcebidas, que a menudo son un legado de nuestro pasado colonial. Pero más en general, porque tanto Francia como la Unión Europea apoyan la visión hegemónica que es la de los Estados Unidos y el campo occidental.

Por nuestra parte, no vemos a China como un modelo, sino como un ejemplo. El mundo está cambiando muy rápidamente y los conservadurismos que caracterizan a la mayoría de los países occidentales deben y tendrán que dar un paso atrás para dar cabida a nuevas ideas. Esta es la única forma de responder a los desafíos que enfrenta la humanidad. Se trata de promover como respuesta la justicia social, la cooperación, la no injerencia, el multilateralismo, el escrupuloso respeto a la soberanía de los Estados y la paz. ¡Todos los autores del libro comparten este punto de vista y estos requisitos!

Este es el motivo por el cual hemos querido hacer un libro “pro-verdad”, un libro que restablezca los hechos en su contexto y presente de manera objetiva cuál es la realidad de la política china, encabezada por un Partido Comunista compuesto por 95 millones de miembros en este país-continente de 1.400 millones de habitantes y 56 etnias.

Hemos querido ser fieles al enfoque adoptado por aquellos intelectuales que, en el momento en que China comenzó a liberarse de la opresión extranjera, y después de las desigualdades sociales y cuando comenzó a explorar la implementación de un nuevo orden de cosas, optaron por intentar comprenderla. En aquella época, lo que les intrigaba era cómo, en este país-continente con una civilización 5 veces milenaria de manera continua, un grupo de jóvenes militantes marxistas entre lo cuales se encontraba Mao Zedong podían tener la titánica ambición de involucrar al pueblo chino en un proyecto de emancipación único en la historia humana. Incitar a comprender y a compartir son las palabras clave de este libro.

Reunir a tantas personalidades talentosas era por lo tanto un desafío, y lo asumimos. La mayoría de los autores y nuestra editorial Delga sólo se conocían por su reputación. Todos y todas aceptaron compartir un objetivo: si queremos hablar de China, hagámoslo desde lo que es y no a partir de fantasías o falsedades deliberadas.

En su mayor parte, este trabajo con las traducciones tomó más de 6 meses. En nuestra diversidad, queríamos colectivamente que el libro coincidiera con el evento histórico que ha sido el centenario del Partido Comunista Chino. La portada del libro es un gesto amistoso hacia este evento así como un homenaje al pueblo chino.

Hong Kong, Xinjiang, Tíbet, los orígenes del COVID-19. Esta colección toca casi todo lo que los medios occidentales usan para atacar a China o, en otras palabras, hacer propaganda anti-china. ¿Cómo fueron elegidos y distribuidos los temas? ¿Cuáles son los mensajes que este libro quisiera transmitir a los lectores?

El interés de Francia es la cooperación sin exclusiva y sin ostracismo político. Para ser constructiva, esta forma de ver las cosas debe dar la espalda a las ideas preconcebidas y estar en consonancia con el nuevo período en el que hemos entrado a nivel internacional. Por supuesto, esto conlleva riesgos y amenazas, pero también conlleva oportunidades. Por lo tanto, apoyémonos en las necesidades de nuestros pueblos para eliminar obstáculos y malentendidos. Los chinos aman nuestro país y respetan a los franceses. Es un punto de apoyo importante, ¡es fundamental! Por eso también debemos optar por la reciprocidad con respecto a China y su gran pueblo. Las cosas no pueden ser unilaterales, todos tenemos que aprender los unos de otros. No tenemos por qué temer la influencia de China, contribuye al progreso de la humanidad entera, al igual que en otras épocas había sido el caso de Francia u otros países.

Por tanto, el objetivo de nuestro libro era fomentar la curiosidad, la amplitud de miras, el entendimiento mutuo de una China que se ha convertido en un estado moderno y cuyos progresos son indiscutibles. Apoyar este proceso es tan importante como firmar contratos económicos. Están los desafíos económicos, pero también los políticos y culturales. A ello hemos querido contribuir. Hemos querido mostrar a China tal como es, a partir de temas que han estado en el centro de las noticias recientes y de los que se ha hablado mucho. 

En consecuencia, los temas fueron divididos en función de ciertas competencias: los intereses económicos de la nueva China por economistas de renombre, los intereses geopolíticos en el Mar de China por ejemplo por una antigua embajadora, la crisis sanitaria y el covid 19 por un médico epidemiólogo, el Tíbet y Xinjiang por observadores lúcidos que conocen bien estas regiones, etc. También queríamos que autores chinos evocaran la forma en que observan la mirada de los franceses hacia China. Lo hicieron con talento.

Repito, el objetivo era buscar y ayudar a comprender. Por principio, por mi parte rechazo el enfoque que consiste en distorsionar el significado de las decisiones tomadas por China, y ello en cualquier ámbito. De hecho, esto se hace a menudo para halagar la política de conflictividad que persigue los Estados Unidos. Por lo tanto hemos querido, en nuestra diversidad de opiniones, optar por el entendimiento y la convicción. En cierto modo, nuestro libro pretende ser educativo.

En el capítulo que usted escribe, cita que "La guerra es como el fuego, cuando continúa, pone en peligro a quienes la iniciaron". ¿Qué le gustaría subrayar con respecto a la cuestión de Hong Kong con esta fórmula de Sun Tzu? ¿Cuál es el papel de los Estados Unidos en los asuntos de Hong Kong? Y en su opinión, ¿cuál es el significado de la adopción por parte de China de la ley de seguridad nacional en Hong Kong?

Voluntariamente le di el siguiente título a mi contribución: “Le guste o no a Donald Trump y Joe Biden, Hong Kong está en China”. Esto puede parecer una obviedad, pero no lo es para todos y en particular para aquellos cuya declarada hostilidad hacia China les ha llevado a distorsionar este hecho histórico que, además, está respaldado por una certeza.

He citado voluntariamente al filósofo y gran estratega militar Sun Tzu, por quien tengo una gran admiración, porque describió de una manera sencilla y anticipatoria lo que finalmente sucedió con quienes intentaron provocar una ruptura entre Hong Kong y la madre patria. Deliberadamente, a nivel internacional, Estados Unidos está asumiendo esta responsabilidad, teniendo como sucursales a los medios de comunicación mainstream y las ONG locales conectados a redes estadounidenses. Esto es lo que mi amigo Bensaada ha demostrado perfectamente en su texto. Básicamente, fue una empresa de desestabilización dirigida a toda China. Fue un completo fracaso para los aprendices de brujo, y ello sin obtener nada a cambio.

Lejos de cuestionar el estatus especial de Hong Kong, la ley de seguridad nacional ha llenado un vacío. También observo que pocas personas se han expresado sobre el contenido de esta ley aprobada legítimamente por el Parlamento y la Asamblea Popular Nacional de China. El derecho a protegerse dentro de sus fronteras contra cualquier forma de injerencia es un derecho inalienable de todas las naciones. Está garantizado por el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Además, Hong Kong no es miembro de las Naciones Unidas, lo cual también es el caso de Macao y Taiwán.

Como en Xinjiang, Taiwán o el Mar de China Meridional, no se puede examinar lo que sucedió en Hong Kong independientemente de la política general de los Estados Unidos hacia China. En realidad y en los hechos, el traspaso de Hong Kong no trastornó el mundo empresarial; conforme a los acuerdos, Hong Kong se ha mantenido como uno de los centros financieros más importantes del mundo y el capitalismo sigue dominando allí, el territorio tiene su propia moneda. Sin embargo, su estatus es perfectamente claro: “un país, dos sistemas”. En otras palabras y según la fórmula de Ji Pengfei, quien como ministro de Asuntos Exteriores supervisó las negociaciones con Gran Bretaña, “una China, una soberanía, una diplomacia, una defensa”. Por tanto, era necesario sacar las consecuencias políticas y asumir lo que se tuviera que asumir. Es lo que se ha hecho.

El objetivo de Washington y sus vasallos era internacionalizar las tensiones que ha conocido Hong Kong. Las autoridades chinas han mostrado sangre fría y paciencia, además, una gran mayoría de la población ha rechazado la violencia, aspira a la calma. En estas condiciones, la ley de seguridad ayudó a estabilizar las cosas. Además, en las últimas semanas he notado que los protagonistas políticos que ondearon banderas estadounidenses y británicas en sus manifestaciones han anunciado la autodisolución de su movimiento.

Pero quisiera agregar que la gente se ha olvidado rápidamente de 1967 y de la represión brutal del gobernador británico de la época frente a las demandas sociales, que dieron lugar una gran movilización sindical. Hubo oficialmente 51 muertos, 800 heridos, cientos de arrestos, penas de prisión muy severas. De hecho, hoy, por sus decisiones China introdujo en Hong Kong un sistema mucho más democrático que bajo la colonización británica. Por eso hay una soberbia insoportable en el hecho de querer dar lecciones a China, cuando conocemos el historial de los países occidentales en todos los ámbitos, especialmente en el del respeto a los derechos humanos como vemos lamentablemente en Francia o Estados Unidos.

Hasta ahora, ¿cuáles han sido las reacciones o comentarios de los lectores y medios franceses sobre este libro?

El libro está en circulación desde hace poco tiempo. Ya ha despertado mucho interés, incluso a nivel internacional y varios artículos en la prensa o en las redes sociales han destacado la hazaña de haber reunido a un número tan importante de personalidades sobre este tema. André Lacroix, que es un gran conocedor de China, dijo sobre el libro que “representaba una pequeña enciclopedia de múltiples entradas".

Creo que las ediciones Delga, cuyo director fue recibido en audiencia oficial por Su Excelencia el Embajador Lu Shaye con motivo de la publicación del libro, acertaron al subrayar el significado político de este libro para los lectores franceses, pero también para los de China. El libro representa una gran cantidad de información que contribuye a clarificar cuestiones importantes.

Para los detractores habituales de China, parece más fácil cuestionar, por ejemplo, el trabajo de mi amigo Maxime Vivas en Xinjiang. Lo hacen sobre la base de juicios de intenciones sin fundamento y a menudo muy vulgares, comportándose así como auténticos mercenarios. En el caso de nuestro libro, es algo evidentemente más complicado de hacer con respecto a 17 autores de diversas sensibilidades, pero impulsados por el deseo de ofrecer un relato sincero de su visión de China. Nuestro gran escritor y ministro de cultura del General de Gaulle, André Malraux, que admiraba la civilización china, escribió: “China es China y el resto del mundo es el resto del mundo”. Me sentiría tentado a decir, por respeto a ella y también a nosotros mismos: cómo no tenerlo en cuenta.

Además, si es posible, ¿podría hablarme un poco de su próximo libro?

El próximo libro en el que estamos trabajando con Bruno Drweski, profesor del Instituto Nacional de Civilizaciones y Lenguas Orientales (INALCO), que es investigador y autor de numerosas obras, se centrará en la política exterior de la nueva administración estadounidense de Joe Biden en lo que respecta a China.

Nuestra opinión es que los Estados Unidos no solo continuarán sino que desarrollarán su política agresiva hacia China. Este deseo de restaurar una “nueva guerra fría” como la que libró Donald Trump, es hoy el de Joe Biden. Como él dice, se trata de un "gran desafío". De hecho, para entender esta orientación, es necesario tener en cuenta la anterioridad de la política estadounidense particularmente desde Barack Obama y la reorientación de ésta a través del famoso documento estratégico “Pivot to Asia”.

En el momento de la entronización del nuevo presidente estadounidense en Washington, una de las más famosas fundaciones norteamericanas más famosas, el “Atlantic Council”, elaboró ​​nada menos que tres informes destinados a dar una estrategia ofensiva a la nueva administración, incluso en el aspecto militar. El neoconservadurismo, por lo tanto, sigue influyendo profundamente en la política exterior de los Estados Unidos y por eso existe un amplio consenso entre republicanos y demócratas.

La novedad en estos documentos es que esta vez las cosas se dicen sin rodeos. Ya no se trata de contener o reprimir la influencia de China, sino de acabar con el Partido Comunista Chino y su principal dirigente al frente del país: Xi Jinping. Según los autores, el objetivo sería así promover por todos los medios un liderazgo más moderado con el fin de contribuir a que el pueblo chino se emancipe del dominio centenario del Partido Comunista.

Los Estados Unidos, cuyo declive es una cosa ampliamente aceptada, están atravesando una profunda crisis que está dividiendo y debilitando a la sociedad estadounidense en su conjunto. Joe Biden y sus asesores buscan culpar a China por sus fracasos económicos, sociales, tanto a nivel internacional como de derechos humanos. Según ellos, el dinamismo de China tendría consecuencias negativas para la implementación de la política interior y exterior estadounidense. ¡Es ridículo! De hecho, Joe Biden busca exonerar a un sistema incapaz de enfrentar los desafíos de nuestro tiempo y las propias necesidades de sus ciudadanos. Los acontecimientos que estamos viviendo actualmente en Afganistán son reveladores desde mi punto de vista, al igual que en otro plano lo es crisis epidémica.

El descrédito, la pérdida de credibilidad de Estados Unidos al mismo tiempo que la creciente influencia de China trastoca el orden de las cosas, los referentes internacionales y de alguna manera el equilibrio de poder en el mundo al mismo tiempo que se forjan nuevas alianzas contra el afán de imponer cualquier forma de hegemonía. Como dice el presidente Xi Jinping: “Para construir una comunidad de destino, la vieja mentalidad de juego de suma cero debe dar paso a un nuevo enfoque de cooperación de ganar-ganar." Creo que este pensamiento anticipatorio e innovador ayuda a generar confianza.

Porque hoy representa una alternativa creíble.


Fuente: Investig'action

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