Cómo 13 hombres iban a determinar el destino del mundo. 100 años de Partido Comunista en China


Nota de la Asociación: han pasado ya más de tres meses desde el centenario del Partido Comunista de China, pero no podíamos dejar de traducir y publicar este excelente artículo del experto belga en China Marc Vandepitte, un nombre que sonará a muchos de los que visitaban el blog Manos Fuera de China. El artículo es interesantísimo, ameno, y es una buena introducción a la República Popular China. Y, por eso, aunque sea con un cierto retraso, lo publicamos ahora.

Hace 100 años, 13 hombres se reunieron para la reunión secreta que creó el Partido Comunista Chino. Después de muchas andanzas y muchas aventuras, el partido se ha convertido en la agrupación política más grande del mundo. Indudablemente y en una gran medida determinaría el rumbo del siglo XXI. Texto y explicaciones de  Marc Vandepitte , experto en China.

Contexto histórico

Durante siglos, China fue un imperio influyente y poderoso. Esta situación cambió radicalmente después de las Guerras del Opio a partir de 1840 (1). El país se convirtió en una semicolonia.

Grandes áreas fueron ocupadas por potencias extranjeras o quedaron bajo su esfera de influencia. Los países imperialistas destruyeron la naciente industrialización. La población fue totalmente empobrecida, las  hambrunas eran frecuentes (2). Decenas de millones de chinos murieron durante este período, víctimas de privaciones y violencias políticas. También fue en este momento cuando el comercio de esclavos negros fue sustituido por el comercio amarillo de trabajadores chinos.

El pueblo chino se ha rebelado en reiteradas ocasiones contra las malas condiciones de vida y a favor de la independencia nacional. En 1911 hubo una revolución en la que el emperador fue derrocado. El nuevo presidente Sun Yat-sen fue el fundador de la República de China. Sin embargo, no pudo acabar con el dominio extranjero y las estructuras feudales del país.

Fue en este contexto cuando, diez años después, trece delegados se reunieron en el mayor secreto para crear un nuevo partido comunista (PCCh). Uno de ellos era Mao Zedong. Su gran modelo fue la Revolución Rusa de 1917. En ese momento, el partido apenas contaba con 53 miembros.

Un partido centrado en el desarrollo

Los partidos políticos juegan un papel importante en la vida política de las sociedades modernas. Históricamente, han aparecido de dos formas. Dentro del capitalismo  han aparecido partidos electorales o “electoralistas”. Tras la desaparición de la posición monopolística de la nobleza, la burguesía naciente y, más tarde, el movimiento obrero fundaron sus propios partidos para defender sus propios intereses y facilitar la participación en las elecciones y la administración estatal.

En estos países, ya se había establecido una estructura estatal fuerte y moderna.

El segundo tipo podría describirse como partidos "orientados al desarrollo". Nacieron en un contexto completamente diferente, en concreto en la periferia del capitalismo. Por lo general, surgieron a raíz de los movimientos de liberación nacional posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Aspiran a la independencia nacional y al rápido desarrollo de su país. Querían acabar con las condiciones de vida miserables y la opresión imperialista.

En la mayoría de estos países, todavía no existía una estructura estatal moderna. La creación de un partido político fuerte y bien organizado era precisamente lo que se necesitaba para lograrlo (3). Este tipo de partido político no se creó para realizar ideales políticos a través del juego parlamentario. Al contrario, aspiran a un nuevo orden político y/o económico. Esto a menudo tiene lugar a través de una revolución. Para derrocar los viejos sistemas y construir un nuevo orden, los partidos orientados al desarrollo creían que necesitaban una organización fuerte y una disciplina estricta.

El sistema de partido único

Después de la revolución de 1911, Sun Yat-sen optó por un sistema multipartidista inspirado en el modelo de Gran Bretaña y Estados Unidos. Pero como en la mayoría de los países del Tercer Mundo, fue un fracaso. Pronto se hizo evidente para él que el modelo de la revolución rusa era más apropiado para hacer avanzar a China. Creó su partido revolucionario, el Guomindang (KMT), sobre una base leninista (4).

En 1925 muere Sun Yat-sen y Chiang Kai-shek se convierte en el nuevo líder del KMT. Era mucho más conservador y comenzó una verdadera caza de brujas contra los comunistas, ocasionando muchas muertes. Durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa (1937-1945), el KMT formó una alianza con el Partido Comunista para luchar contra la ocupación japonesa. En ese momento, Japón era un imperio fascista y una de las potencias del Eje, aliadas de la Alemania de Hitler. Esta guerra se convirtió en un capítulo importante de la Segunda Guerra Mundial. Después de la victoria sobre Japón, se reanudó la guerra civil entre el KMT y el PCCh.

El PCCh tenía muchos menos hombres y recursos que el KMT, pero estaba mejor organizado y disciplinado. Los comunistas también estaban mucho más en contacto con el campesinado. Fueron los comunistas, y no el KMT, quienes fueron considerados por el pueblo como los patriotas y abanderados de la lucha contra los japoneses y por la independencia de China (5). Finalmente, el PCCh ganó esta guerra civil en 1949 y Mao Zedong proclamó la República Popular China. Los líderes y muchos partidarios del KMT se refugiaron en la isla de Taiwán.

El PCCh tuvo que enfrentarse a un gran desafío. Tuvo que lidiar con un estado quebrado, una economía destruida y una población totalmente empobrecida. En ese momento, China era uno de los países más pobres del mundo. Con más de una quinta parte de la población mundial, el PIB era apenas el 4,5% del total mundial. El nivel de vida, expresado en PIB per cápita, era la mitad del de África y una sexta parte del de América Latina. La esperanza de vida media era de 35 años (6).

Para hacer frente a estos desafíos, se necesitaba un partido fuerte, centralizado y disciplinado. Pero no es la única razón. Las proporciones del país son enormes. China tiene el tamaño de un continente: es 17 veces el tamaño de Francia y tiene tantos habitantes como Europa Occidental, Europa del Este, países árabes, Rusia y Asia Central juntos. Si se traslada esto a la situación europea, significaría que Egipto o Kirguistán deberían gobernarse desde Bruselas. Dadas estas proporciones, las muy grandes diferencias entre regiones y los gigantescos desafíos que enfrentaba el país, se necesitaba una poderosa fuerza de cohesión para mantener al país gobernable y liderarlo con fuerza. Según The Economist, "Los líderes chinos creen que el país no puede permanecer unido sin un sistema de partido único tan fuerte como el de un emperador, y es posible que tengan razón".

En definitiva, el sistema actual en China está adaptado a la escala del país y hunde sus raíces en la lucha contra la ocupación japonesa del país, contra el reaccionario Guomindang y contra la espantosa miseria y el atraso en los que se encontraba entonces sumido el país. De esta lucha, el PCCh emergió como el líder del país, un líder que se propuso restaurar la dignidad, salvaguardar la soberanía de la nación china, sacar al país del subdesarrollo y luchar por una sociedad socialista humana.

La carga de la historia

Parafraseando a Marx: "Los partidos hacen su propia historia, pero no la hacen arbitrariamente, bajo las condiciones elegidas por ellos...". Para el PCCh, estas condiciones fueron particularmente difíciles. El país estaba subdesarrollado y su economía totalmente destruida. La Guerra Fría estaba en pleno apogeo y el país estaba sujeto a un embargo tecnológico por parte de Occidente. Esto duró hasta 1971, cuando mejoraron las relaciones con Estados Unidos.

Al comienzo de la revolución, la Unión Soviética brindó ayuda, pero en 1958 los dos países entraron en conflicto. Se detuvo toda la asistencia y los técnicos soviéticos se retiraron. Mao esperaba que estallaran revoluciones en varios países del Tercer Mundo. Estos países podrían entonces formar un frente juntos y reforzarse mutuamente. Sin embargo, estas revoluciones no se materializaron y China se encontró sola.

Durante los primeros años, también existía una amenaza militar real por parte de los Estados Unidos. En dos ocasiones, en 1954 y 1958, el presidente de los Estados Unidos amenazó con usar armas atómicas contra China. También vio cómo la Unión Soviética, bajo el liderazgo de Jruschov, comenzó a tomar un curso cada vez más capitalista.

La huida hacia adelante

En estas circunstancias, Mao sintió cada vez más la necesidad de desarrollar el país de manera acelerada y superar los atrasos en poco tiempo. Lanzó particularmente la consigna de alcanzar el nivel de Inglaterra en quince años. Pensó que podría compensar las condiciones desfavorables con una movilización masiva e incesante de la población.

La corta carrera hacia la utopía condujo a experiencias locas e imprudentes. El Gran Salto Adelante (1958-1961) fue un intento voluntarista de acelerar la industrialización del campo, sin ningún estudio ni preparación seria. El partido carecía de experiencia y no tenía suficiente conocimiento de las leyes económicas. Este intento excesivamente optimista fracasó por completo y provocó una hambruna que mató a millones de personas (7).

Mao temía que China siguiera el mismo camino que la URSS. Por lo tanto, quería hacer todo lo posible para erradicar las ideas procapitalistas en el seno de su propio partido. Es en este sentido que lanzó la Revolución Cultural (1966-1976) (8). Esta movilización de masas se volvió totalmente incontrolable y finalmente condujo a la anarquía, y el ejército incluso tuvo que ser desplegado. La Revolución Cultural fue una época trágica e hizo mucho daño al PCCh.

Sin embargo, la precipitada carrera de Mao no fue un fracaso total. A pesar de los fracasos del Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, China logró alimentar a su población con bastante rapidez, a diferencia de India, por ejemplo (9). Durante los primeros treinta años de la revolución, el país experimentó un crecimiento económico anual, más que respetable, del 4,4%. Se sentaron las bases para el rápido desarrollo industrial que comenzó en 1978. Durante este período, la renta per cápita se triplicó y el índice de desarrollo humano (10) se multiplicó por 4,5 (11).

Reformas económicas

Sin embargo, al final de este período se hizo cada vez más evidente que la política económica tenía que cambiar de rumbo. Occidente aún disponía de un monopolio abrumador de la ciencia y la tecnología, lo que hacía que China fuera particularmente vulnerable. Y en el plano económico, el país estaba perdiendo terreno frente a los cuatro tigres asiáticos: Singapur, Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong.

En el camino hacia el comunismo, el socialismo es una larga fase de transición durante la cual es mejor no saltarse ninguna etapa. Esto es lo que habían demostrado las debacles de años anteriores. En sus escritos, Marx habló de la “misión histórica del capitalismo” consistente en desarrollar las fuerzas productivas (principalmente la tecnología) (12). Esto es precisamente lo que ahora querían implementar los chinos.

Durante los primeros treinta años, el énfasis principal estuvo en las relaciones de producción (propiedad) y la lucha de clases. Todo se colectivizó en la medida de lo posible para lograr la mayor igualdad posible. Fue a partir de 1978 que se puso el énfasis en el desarrollo de las fuerzas productivas (13).

Se han seguido dos caminos para lograrlo. Primero, integraron los efectos dinamizadores de las fuerzas del mercado en el desarrollo económico del país. Los capitales privados fueron autorizados. Todavía existía una sólida planificación a nivel macroeconómico, desarrollada bajo el liderazgo del gobierno central y centrada en los objetivos de desarrollo global. Pero la planificación rígida e hipercentralizada de la fase inicial fue relajada y descentralizada. La metáfora del "pájaro en la jaula" se utilizó para este propósito. El pájaro (fuerzas del mercado) tiene cierta libertad para volar, pero no puede abandonar la jaula (planificación centralizada). El futuro nos dirá si esta dinámica de mercado controlada puede ser dominada.

La segunda vía consistía en atraer capital extranjero. Los inversores extranjeros fueron bienvenidos a condición de que pongan a disposición parte de su tecnología y conocimientos. En muchos países del Tercer Mundo, la apertura de la economía al mundo exterior —comercio, inversiones y flujos de capital financiero— ha tenido consecuencias nefastas. En China, esta apertura ha tenido éxito porque estuvo determinada por las necesidades y los objetivos nacionales, y porque se integró plenamente en una estrategia de desarrollo sólida (14).

La historia de un éxito

Esta doble estrategia ha dado sus frutos. De 1978 a 2020, la tasa de crecimiento anual promedio fue de cerca del 10%. Se trata del crecimiento económico más rápido nunca registrado por un país grande. En 75 años, China habrá pasado del status de país cuasi más pobre del mundo al de economía de altos ingresos. El país también ha logrado mantener su economía a flote en las tormentas de los últimos 25 años: la crisis financiera asiática en 1997, el crack de la burbuja de Internet en 2001, la crisis del SARS, la gran crisis financiera de 2008 y, más recientemente, la crisis de COVID. Con respecto a la crisis de 2008, Richard McGregor, antiguo periodista del Financial Times, escribió que "China estaba mejor equipada que cualquier otro lugar del mundo para hacer frente a la repentina recesión" (15).

La tecnología y la ciencia también han progresado mucho. Hoy en día, las empresas chinas son ampliamente reconocidas como líderes mundiales en equipos de telecomunicaciones 5G, trenes de alta velocidad, líneas de transmisión de alto voltaje, fuentes de energía renovable, vehículos de nueva energía, pagos digitales, inteligencia artificial y muchas otras áreas. En 2018, China superó a Estados Unidos en términos de número de publicaciones científicas; en 2019, lo mismo ocurrió con el número de patentes.

Desde 1981, 853 millones de chinos han salido de la pobreza,  según la ONU. Esto representa el 76% de todas las personas que salieron de la precariedad en el mundo durante este período. Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, habla del “logro más impresionante de la historia en términos de reducción de la pobreza”. El principal indicador del desarrollo social de un país es la mortalidad infantil. Con un 9 por mil, la puntuación de China es notable. Por ejemplo, si India brindara a sus ciudadanos la misma atención médica y el mismo apoyo social que China, cada año morirían 680.000 niños indios menos (16).

Mientras que en muchos países los salarios se estancan o caen, en China se han triplicado durante la última década. Entre 1978 y 2015, los ingresos del 50% de los chinos más pobres aumentaron en un 400%, mientras que en Estados Unidos disminuyeron un 1% durante el mismo período.

La resiliencia de la sociedad china fue evidente durante la última crisis de COVID. La OMS describe el enfoque chino como "quizás la lucha contra la enfermedad más ambiciosa, flexible y agresiva de la historia". El importante papel del Partido Comunista en esta área no pasó desapercibido para The Economist: “Los esfuerzos de China no consistieron solamente en movilizar los elementos obvios, como el personal médico, los trabajadores de la salud, los científicos y la policía. También hizo un uso intensivo de la red de secciones del partido para proporcionar la mano de obra y la experiencia administrativa necesarias para una operación dirigida por el partido, en una escala que rara vez se veía en la era post-Mao."

Sombras en el tablero

Este éxito presenta también grandes defectos. La introducción de elementos de mercado a partir de 1978 reintrodujo la explotación capitalista, aunque de manera controlada. Se ha abierto un enorme abismo entre la ciudad y el campo. Una masa de 230 millones de “migrantes internos” tienen menos derechos sociales y a menudo son víctimas de discriminación. Los abuelos a menudo tienen que intervenir para criar a los hijos de los migrantes. La política del hijo único (de 1979 a 2015) resultó en numerosos abortos selectivos y un excedente masculino de más de 30 millones, con todas las consecuencias sociales que ello implica.

El rápido desarrollo económico ha llevado a abusos de poder y a una corrupción generalizada. La introducción del capital privado provocó la creación de una clase superior de capitalistas. Los dos fenómenos difícilmente concuerdan con los ideales socialistas. El individualismo y el arribismo, el consumismo y el gusto por el lujo y la ostentación han sacudido fuertemente los valores del PCCh.

Gran legitimidad

Sin embargo, las desventajas no superan a las ventajas. El partido puede contar con un gran apoyo popular. Casi tres cuartas partes de los chinos dicen que apoyan el sistema de partido único. En los últimos años, el apoyo al gobierno central incluso se ha situado entre el ochenta y el noventa por ciento. Esta puntuación supera con creces la de los países occidentales. Según The Economist, que no es muy amigo de China, esto no es sorprendente: “El Partido Comunista Chino tiene una historia poderosa que contar. A pesar de sus muchos defectos, ha creado una prosperidad y una esperanza que una generación mayor habrían considerado impensables. Esto también explica la gran estabilidad política de los últimos 30 años.

Desde un punto de vista occidental, es difícil de comprender porque a nuestros ojos la sociedad china no es democrática. Pero para la mayoría de los chinos, la democracia significa sobre todo gobernar en el interés general con un buen gobierno (17). Damos mucha más importancia a cómo se toman las decisiones y quién las toma. Los chinos dan más importancia a la calidad de sus políticos que a los procedimientos para seleccionar a sus líderes.

El experto en China, Daniel Bell, dice que el sistema político de China es una combinación de meritocracia en la parte superior, democracia en la parte inferior y espacio para la experimentación en los niveles intermedios. Los líderes políticos son seleccionados en función de sus méritos y, antes de llegar a la cima, pasan por un proceso muy duro de formación, práctica y evaluación. Hay elecciones directas a nivel municipal y para los congresos provinciales del partido. Las innovaciones políticas, sociales o económicas se prueban primero a pequeña escala (algunas ciudades o provincias) y luego, después de una cuidadosa evaluación y ajuste, son introducidas a mayor escala (18).

Además, el gobierno central realiza encuestas de opinión con mucha regularidad para evaluar el desempeño del gobierno en las áreas de seguridad social, sanidad pública, empleo y medio ambiente; también se somete a encuesta la popularidad de los líderes locales. Las políticas se ajustan o corrigen en función de estas encuestas.

Por supuesto, el sistema político se puede mejorar. Los propios líderes chinos reconocen esto explícitamente. No tienen miedo de admitir abiertamente sus errores (19). La búsqueda de un mejor sistema de toma de decisiones está lejos de terminar. Pero el sistema actual ha demostrado su valía. Según Francis Fukuyama, “La principal fortaleza del sistema político chino es su capacidad para tomar decisiones importantes y complejas con rapidez, y tomarlas relativamente bien, al menos en materia de economía. China se adapta rápidamente, toma decisiones difíciles y las implementa de manera efectiva."

Los desafíos

La lista de desafíos que enfrenta el PCCh y el país es larga. Nos limitaremos a los principales. En el plano social, está la redistribución de la riqueza y la cuestión de los “migrantes internos”. En el plano económico, está la cuestión del envejecimiento de la población, la transición hacia un mercado interior y la reducción de la deuda. En el plano político, la convivencia armónica de las diferentes etnias, el control de los sentimientos nacionalistas, la lucha contra la corrupción, el desarrollo del estado de derecho, la búsqueda de la democratización del proceso de toma de decisiones, el control de la clase superior capitalista, la restauración de la moral socialista y el llenado del vacío ideológico. En el plano ecológico, está por supuesto la cuestión del cambio climático, y especialmente la reducción del carbón, pero también la eliminación de la contaminación del medio ambiente.

El choque del siglo

Sin embargo, el mayor desafío de todos es la creciente amenaza que representan los Estados Unidos. Tras la caída del Muro de Berlín y el desmantelamiento de la Unión Soviética, los Estados Unidos se impusieron como líder indiscutible de la política mundial. En 1992, el Pentágono dice: “Nuestro primer objetivo es evitar la aparición de un nuevo rival en el escenario mundial. Debemos mantener los mecanismos para disuadir a los competidores potenciales, ya sea los que estén tentados a desempeñar un papel regional más importante, ya sea un papel global." (Wolfovitz). Treinta años después, China se ha convertido en el principal "rival" a controlar. Como dice Domenico Losurdo, “China sigue siendo el último gran territorio que escapa a la influencia política estadounidense; es la última frontera por conquistar ” (20).

Esta es la razón por la cual los Estado Unidos han designado a la República Popular China como su principal enemigo. En el marco de las discusiones sobre el presupuesto del año 2019, el Congreso declaró que "la competencia estratégica en el largo plazo con China es una prioridad esencial para los Estados Unidos". Se trata de una estrategia global a poner en marcha en diversos frentes. Los Estados Unidos tratan de contrarrestar el ascenso económico y tecnológico de China, o como dicen ellos, "embotarlo" (21).

Si es necesario, esto se hará por medios extraeconómicos. La estrategia militar hacia China sigue dos vías: una carrera armamentística y una presión sobre el país (22). Los Estados Unidos utilizan cuatro puntos estratégicos para añadir leña al fuego: Taiwán, los uigures, Hong Kong y el Tíbet (23). Por un lado, sirven para debilitar a China en el plano interno y, por otro, para poner a la opinión pública mundial en contra de China (24) para justificar futuros ataques.

Los Estados Unidos tienen una pulsión bélica, el belicismo está en el corazón de su ADN. Los yanquis han luchado durante 227 de sus 244 años de historia. Durante los últimos 20 años, han lanzado un promedio de 46 bombas por día. Obama, el presidente que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2009, bombardeó siete países simultáneamente en 2016. En cuanto a China, su última guerra tuvo lugar en 1979 contra Vietnam. Aparte del incidente fronterizo de 2020 con India, el ascenso de China ha estado notablemente libre de conflictos en el este de Asia (25).

Mientras tanto, Joe Biden ha convertido las fanfarronerías de bufón de Trump sobre China en una  doctrina sabiamente pensada. Es muy inquietante. "Las declaraciones y las acciones cada vez más agresivas del gobierno estadounidense hacia China (...) amenazan la paz mundial e impiden que la humanidad aborde con éxito los gravísimos problemas comunes que enfrenta, como el cambio climático, la lucha contra las pandemias, la discriminación racial y el desarrollo económico”, indica la declaración  “No Cold War” .

Más allá de la perspectiva occidental

En su influyente libro "El choque de civilizaciones", Huntington escribió: "Si China se convierte en una gran potencia, eclipsará a todos los fenómenos similares de la segunda mitad del segundo milenio (26)." No podría ser de otra manera. El ascenso de Estados Unidos como superpotencia desde 1870 ya ha cambiado profundamente las relaciones mundiales. Pero la China de 1978 tiene una población 24 veces mayor que la de los Estados Unidos de entonces, y una tasa de crecimiento de más del doble. (27). Después de un siglo de guerras, ocupaciones y humillaciones imperialistas, este país de civilización milenaria está recuperando su lugar en el escenario mundial.

Hasta hace poco, Occidente tenía el monopolio absoluto de la tecnología, las armas de destrucción masiva, los sistemas monetarios y financieros, el acceso a los recursos naturales y la comunicación de masas. Gracias a este monopolio, pudo controlar o subyugar a los países del Sur (28). Occidente, liderado por los Estados Unidos, corre ahora el peligro de perder este monopolio. Un mundo unipolar está dando paso a un mundo multipolar. China, y en su estela India y otros países emergentes, están alterando rápidamente las relaciones internacionales y transformando el mundo como nunca antes.

Por primera vez en la historia reciente, un país pobre y subdesarrollado se ha alzado en muy poco tiempo al rango de superpotencia económica. China ha demostrado al mundo que el modelo occidental no es la única forma de modernizarse (29). La crisis financiera de 2008 y la desastrosa gestión de la crisis del COVID por Occidente han puesto aún más en tela de juicio nuestro modelo capitalista.

Es un pensamiento provocativo para nosotros. Por eso nos resulta tan difícil mirar a China con la mente abierta. Martin Jacques lo expresa de esta manera: “Cualquier discusión casi siempre está teñida por un juicio de valor según el cual, debido a que China tiene un gobierno comunista, ya conocemos las respuestas a todas las preguntas importantes. Es una mentalidad de Guerra Fría, que no nos permite comprender la naturaleza de la política china o el régimen actual (30)."

De cualquier manera, el proyecto chino está lejos haberse terminado. El ideal comunista aún está lejos de haberse alcanzado; tiene demasiados desequilibrios graves. Es un proceso largo, que está en el apogeo de su evolución. Se han obtenido resultados extraordinarios, pero el camino aún es largo y difícil, lleno de contradicciones, riesgos y desafíos. El resultado es totalmente impredecible. La Revolución Francesa, después de muchos errores, experiencias y guerras sangrientas, tardó más de 80 años en formar una  república parlamentaria  estable. En cualquier caso, los líderes chinos consideran su proyecto como un proyecto a largo plazo. Nuestra evaluación también tiene en cuenta una tal perspectiva a largo plazo.

Fuente: Investig'action

Notas:

(1) Entre 1839 y 1860,  se libraron dos  guerras del opio entre el Reino Unido y China. Los británicos tenían el monopolio del tráfico del opio, que intoxicaba a millones de personas. Cuando China tomó medidas, los británicos iniciaron una guerra contra ella. En realidad, los conflictos sirvieron para someter a China para imponerle condiciones comerciales desfavorables.

(2) Sesam Atlas bij de wereldgeschiedenis, Deel 2, Apeldoorn 1989, p. 91; Shouy B., An Outline history of China, Beijing 2002, p. 388ss.

(3) Yongnian Z., The Chinese Communist Party as Organizational Emperor, Londres 2010, p. 12-4.

(4) McGregor R., The Party. The Secret World of China's Communist Ruler, Nueva York 2010, pág. 123; Yongnian Z., op. cit., pág. 60; Chuntao X. (ed.), Why and How the CPC Works in China, Beijing 2011, p. 107

(5) Jacques M., When China Rules the World. The Rise of the Middle Kingdom and the End of the Western World, Londres, 2009, pág. 92.

(6) Angus Maddison, L'économie chinoise. Une perspective historique. Segunda edición, revisada y actualizada: 960-2030, París, OCDE, 2007; Hobsbawm E., L'âge des extrêmes. Histoire du court XXe siècle 1914-1991, Ed. Complexe 1999; Chuntao X. (ed.), Op. cit., pág. 72.

(7) Losurdo D., Fuir l'histoire? La révolution russe et la révolution chinoise aujourd'hui, Ed. Delga, París 2007, p. 69-72 y 175-6; Chuntao X. (ed.), Op. cit., pág. 29-30. El Gran Salto Adelante hizo que la mortalidad china pasara del 12 por mil al 25,4 por mil en 1960, después de lo cual se redujo al 4 y al 10 por mil en 1960 y 1962. Pero esta tasa de mortalidad en el peor año, 1960, apenas difería de la de la India, es decir 24,8 por mil, que era un promedio "normal".

(8) La revolución cultural lanzada por Mao Zedong fue el levantamiento de estudiantes y trabajadores chinos para preservar los logros del socialismo. El objetivo eran ciertos líderes de partido y cuadros del aparato estatal que se habían instalado en una confortable posición de poder y que se preocupaban cada vez menos por los ideales comunistas de igualdad y solidaridad. Esto sucedió en el contexto de un creciente distanciamiento (político e ideológico) del Partido Comunista de la Unión Soviética, acusado de seguir un camino procapitalista ("revisionismo").

Para lo que se llamó "reeducación social", muchos intelectuales, ejecutivos y jóvenes estudiantes fueron enviados temporalmente al campo para hacer trabajos físicos y aprender a ser solidarios con el campesino o el obrero. Los primeros años de la revolución cultural fueron particularmente caóticos y, en un momento dado, el ejército incluso tuvo que ser desplegado para restaurar el orden. La revolución cultural dejó profundas cicatrices en el pueblo chino.

(9) En 1976, la producción de alimentos había aumentado un 50% en comparación con 1965. La producción de petróleo se multiplicó por siete durante este período. Chuntao X. (ed.), Op. cit. pag. 34-5.

En India, el Índice global del hambre (GHI) se eleva a 27,5 y por lo tanto pertenece al grupo de países que presentan un problema grave. Hay casi 200 millones de indios que pasan hambre. China entra en la categoría de "problema bajo" (GHI <5).

(10) El índice de desarrollo humano o IDH es un índice estadístico compuesto para evaluar la tasa de desarrollo humano de los países del mundo, teniendo en cuenta el PNB per cápita, el nivel de vida, el nivel de educación y salud. El IDH es desarrollado por el PNUD, el organismo de la ONU encargado del desarrollo y la reducción de la pobreza en el mundo.

(11) Jacques M., op. cit., pág. 99.

(12) “La misión histórica del sistema capitalista de producción es elevar estos fundamentos materiales del nuevo modo de producción a un cierto grado de perfección”. Karl Marx, El Capital III, pág. 306. Marx elaboró ​​esta cuestión en los Grundrisse  (Introducción general a la crítica de la economía política, 1857).

(13) Thompson I., "China and the socialist market economy'', en:  China: Revolution and Counterrevolution,  San Francisco 2008, 87-97.

(14) Herrera R. & Long Z.,  La Chine est-elle capitaliste?,  Éditions Critiques, París 2019, p. 29-30.

(15) McGregor R., op. cit., pág. 28.

(16) Calculado sobre la base de UNICEF.

(17) Shambaugh D.,  China's Communist Party. Atrophy and Adaptation, Washington DC 2009, pág. 37.

(18) Bell D.,  The China Model. Political Meritocracy and the Limits of Democracy,  Princeton 2015, p. 179-188. 

(19) Así por ejemplo, los principales problemas del país son enumerados, discutidos y traducidos en puntos de acción antes y durante el  XVIII Congreso.

(20) Losurdo D., op. cit., pág. 18.

(21) Rush Doshi, nuevo director para China en el Consejo de seguridad nacional del presidente Biden, compara esta estrategia debilitante con un "embotamiento asimétrico".

(22) Para un análisis detallado, ver Vandepitte M.,  Trump y China: ¿guerra fría o guerra caliente?

(23) Losurdo D., op. cit., pág. 219.

(24) Este objetivo ya ha tenido bastante éxito. Según un estudio reciente del Pew Research Center, en 14 países las opiniones desfavorables sobre China han aumentado significativamente durante el último año. Los 4 puntos estratégicos mencionados así como los informes que se hacen sobre ellos tienen mucho que ver con ello.

(25) Jacques M., op. cit., pág. 315.

(26) Huntington, Le Choc des civilizations, París, Odile Jacob, 1997.

(27) Maddison A., op. cit.; Herrera R. y Long Z., op. cit., pág. 53.

(28) Amin S.,  Obsolescent Capitalism,  Londres 2003, p. 63-4.

(29) McGregor R., op. cit., pág. 272

(30) Jacques M., op. cit., pág. 206.

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