Micro-análisis: desmintiendo el neo-colonialismo chino en Venezuela

“…que somos una colonia de los chinos…” 🇨🇳 🇻🇪
 

Te explico por qué esta narrativa es falsa, espero, por lo tanto, que se lea con objetividad.

Para empezar, es necesario dar una pequeña introducción sobre la política exterior China. Para el año 1978, el país (China) se encontraba pasando por una enorme crisis producto de los errores económicos impulsados por Mao Zedong con su "Gran Salto Adelante", los fracasos de la industrialización del país propiciaron una serie de reformas dentro del Partido Comunista Chino, otorgando un enfoque más pragmático y liberalizando la economía basada en los principios de Deng Xiaoping. En ese sentido, China empezó a industrializarse a través de una economía planificada, pero permitiendo el mercado orientado al socialismo (metafóricamente, el pájaro en la jaula). Para poder financiar toda su infraestructura, China tuvo que pedir prestado para poder dar rienda libre a todos los proyectos de industrialización, infraestructura y también para paliar las necesidades generales del pueblo chino, que venía pasando por una de las hambrunas más grandes de la historia.

En ese contexto, China se vio obligada a negociar prestamos con lo único que tenía disponible: sus recursos naturales. En ese escenario, muchos de estos recursos fueron utilizados como garantes de crédito frente a países como Japón o el mismo Estados Unidos.

«Vale la pena señalar que esta forma de préstamo se basa en parte en la propia experiencia exitosa de China como prestatario que busca la modernización. China utilizó préstamos respaldados por recursos, particularmente de Japón, para financiar una cantidad significativa de proyectos de industrialización de China y avanzar en su programa de desarrollo económico (Brautigam y Hwang 2016)»

[Todas estas fuentes las colocaré al final del post]

La política de acreedor de China se basa en su propia experiencia como país emergente, si se desconoce este contexto, cometemos el error de calificar las políticas de deuda China como igual de depredadoras como las que puede tener el FMI o el Banco Mundial (que, por cierto, Estados Unidos tiene derecho a veto vitalicio en el FMI) donde se exige generalmente a los países ciertas condiciones sociopolíticas o de reformas internas para poder otorgar los créditos.

Ahora bien, retomando el punto inicial sobre la deuda que tiene el país Venezuela con China, es importante matizar que no se trata del único país al que China le presta en la región. Según estudios económicos, China es de hecho el mayor acreedor financiero de la región de América Latina y el Caribe (como se le conoce a esa zona geográficamente):

 «En las últimas décadas, China ha emergido como una importante fuente de financiamiento para ALC. Desde 2005, China ha prestado más de US$137 mil millones a los gobiernos y empresas estatales de ALC, según la base de datos de finanzas de China y América Latina, una colaboración entre Inter-American Dialogue y el Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston (Gallagher y Myers 2020).»

Siendo sus principales socios en la región: Ecuador, Venezuela y Brasil (donde tienen un gobierno local de derecha, por cierto). A ninguno de estos tres países mencionados se les ha ejercido presión política interna para que modifiquen sus políticas económicas de acuerdo con una determinada agenda como condición previa para la solicitud de créditos, el caso más estrambótico podría ser Brasil donde ni siquiera tienen un gobierno asociado tradicionalmente a la llamada izquierda del siglo XXI [o Marea Rosa].

Ahora, enfocándonos al caso de Venezuela. Quisiera saber yo, ¿sabemos a ciencia cierta cual es el estado de la deuda con China en el país? Lo que más se dice, son citas infundadas sin ningún tipo de información real, muchas veces ni siquiera citan datos o estadísticas y se limitan a decir que China practica el neocolonialismo en Venezuela solamente porque son uno de los pocos países de Estado-Estado que le otorgan créditos al sancionado gobierno de Nicolás Maduro. Ahora, lo que sí sabemos es que China ha dado importantes respiros y renegociaciones de la deuda para permitir un pago más flexible de los mismos créditos con Venezuela, tal como se evidencia a continuación:


«A partir de marzo de 2015, el gobierno de EE. UU. impuso sanciones a Venezuela, incluso contra el Banco Central de Venezuela (BCV) y la empresa petrolera estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), que genera el 90% de los ingresos del país. Según el Departamento de Energía de EE. UU., en abril de 2019, la producción de petróleo de Venezuela alcanzó un mínimo de 16 años, mientras que el país ha sufrido una crisis económica y política prolongada, no ha podido proporcionar a China las entregas de petróleo prometidas. En estas circunstancias, la respuesta de la parte china fue reestructurar los plazos de pago, lo que permitió a Venezuela un respiro de dos años de los pagos de capital. Durante este período, China compró petróleo de Venezuela en efectivo, en lugar de utilizar las ganancias de la venta de los envíos de petróleo para pagar el préstamo. (Brautigam 2020, 8)»

En otras condiciones, China tendría toda la justificación y el respaldo en el derecho internacional para proceder con un embargo de activos o ejercer presiones fuertes contra la estructura económica de Venezuela, sin embargo, eso no ha sucedido desde que existe una fuerte cooperación entre los dos países. China hasta ahora ha renegociado la deuda con el país, esperando a que la situación económica cambie. Si las políticas económicas de Venezuela han fracasado constantemente, esto es totalmente culpa de los mismos venezolanos y no precisamente del gigante asiático.

Otra cuestión que se menciona dentro de la falsa narrativa de "trampa de la deuda diplomática China" es que materias primas, principalmente el petróleo, son regaladas a los inestables precios del mercado que tienden a subir y bajar de forma exagerada, haciendo tratos injustos para el prestario, sin embargo, podemos observar que la deuda se renegoció durante la crisis desde 2015 a un plazo de dos años, donde China pagó el petróleo en efectivo para dar un alivio fiduciario al país.


De hecho, la matriz de opinión de los "tratos injustos" a largo plazo, también la colocaría en duda, ya que:

«No hay evidencia de que los chinos “fijen” precios bajos de las materias primas (Brautigam y Gallagher 2014, 351). Los préstamos no se pagan con la exportación del recurso, sino con “el producto de la venta del [recurso] a precios del mercado al contado el día de la venta” (Gallagher 2016, 75).»

Con esto no quiero decir que la política exterior de China sea del todo benigna, pero definitivamente dista de ser depredadora y carroñera como tradicionalmente se ha configurado en las relaciones norteamericanas y el sur global de América. Si algún país ha demostrado ejercer todo tipo de presiones para financiar el desarrollo de la región (o a veces ni siquiera eso), ha sido precisamente la política externa de los Estados Unidos.

Es increíble ver como muchos venezolanos, lamentablemente arrastrados por las arenas del destino, pierden de vista una perspectiva más objetiva de la situación geopolítica. Si vemos a Estados Unidos como una suerte de aliado más cercanos por pertenecer a la falsa idea de un supuesto "occidente", debemos recordar que han sido precisamente sus políticas externas injerencistas, las que han acercado a los países del cono sur a China, por otra parte, China tanto por su propia historia y experiencia, como la evidencia de los hechos recientes, ha demostrado ser mucho más flexible y de momento, respetar la autonomía política de las naciones a la que presta. Ni siquiera te exigen que tu gobierno se denomine "socialista, de izquierda" o más extremo, comunista, para facilitar este tipo de créditos a la inversión. Estados Unidos en cambio ve como un ataque y una hostilidad cualquier tipo de política soberana que intente implementar un país sin importar su contexto político regional.

Cualquier nacionalista o patriota, como indique en la introducción de este post, debe entender que nuestros aliados naturales en esta nueva guerra fría son los chinos y no precisamente los países del bloque atlantista liderados por Estados Unidos. La situación es tan paradigmática que, con la reciente situación de conflicto entre Ucrania y Rusia, Estados Unidos no ha perdido su tiempo y ha intentado reanudar las relaciones diplomáticas con Venezuela y el ahora "presidente" (y no dictador, como vendían sus medios) Nicolás Maduro.


 Si de alguien es culpable la desgracia del país, es de los propios venezolanos. Basta ya de dar lástima y andar con el papel de víctimas. Una vez se restablezca el orden, sea bajo el chavismo o con un nuevo gobierno, se debe considerar primordialmente, mantener las relaciones diplomáticas y de cooperación con China, así como cualquier otro país que respete la autonomía de las naciones emergentes y no alineadas.

Basta ya de dejarnos llevar por emocionalismos, los invito a reflexionar en frío.

Finalizo con la siguiente información:

«Para presentar a China como un agresor depredador, la narrativa de la trampa de la deuda da por hecho que los países en desarrollo no pueden tener intereses mutuos con los chinos e ignora por completo los esfuerzos de militarización liderados por Estados Unidos en el Asia-Pacífico como parte de su 'nueva política' en la estrategia de la Guerra Fría contra China (Woodward 2017). La orientación defensiva de China es difícil de negar si se considera que su presencia militar global en el extranjero equivale a una sola base extranjera: lo que es mucho menos que el Reino Unido, Francia, Australia, Italia, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos e incluso India, y mucho más de las casi 800 bases militares extranjeras de los EE. UU. (Vine 2015).»

Así como:

«Los miles de millones en finanzas de China están más en línea con lo que quieren las naciones latinoamericanas que con lo que los expertos occidentales en desarrollo dicen que necesitan. Mientras que los EE. UU. y las instituciones financieras internacionales (IFI), como el Banco Mundial y el FMI, tienden a financiar de acuerdo con las últimas modas de desarrollo, como la liberalización del comercio, la salud y la educación, los préstamos chinos tienden a destinarse a proyectos de energía, infraestructura e industria. en una región que tiene una brecha de infraestructura de $ 260 mil millones por año. Las carreteras, los puertos, las redes de telecomunicaciones y los sistemas energéticos de América Latina son muy escasos. Al no compartir la predisposición hostil de EE. UU. y Occidente contra la intervención estatal y el gasto deficitario, se ha descubierto que el aumento de los préstamos de estado a estado de China se correlaciona positivamente con la expansión presupuestaria entre los beneficiarios de ALC, lo que puede brindar más flexibilidad a los países en desarrollo que desean evitar la imposición de la austeridad (Kaplan 2016).»

Referencias bibliográficas

Brautigam, Deborah, and Jyhjong Hwang. 2016. “Eastern Promises: New Data on Chinese Loans in Africa, 2000 to 2014.” Working Paper 4. John Hopkins University, School of Advanced International Studies, China-Africa Research Initiative.

https://static1.squarespace.com/.../eastern+promises+v4.pdf.

Brautigam, Deborah, and Jyhjong Hwang. 2017. “China-Africa Loan Database Research Guidebook.” John Hopkins University, School of Advanced International Studies, China-Africa Research Initiative.

https://static1.squarespace.com/.../guidebook+draft+v.26.pdf.


Brautigam, Deborah, and Kevin P. Gallagher. 2014. “Bartering Globalization: China’s Commodity-Backed Finance in Africa and Latin America.” Global Policy 5 (3): 346–352. doi:10.1111/1758-5899.12138.

Gallagher, Kevin P. 2016. The China Triangle: Latin America’s China Boom and the Fate of the WashingtonConsensus. New York: Oxford University Press. Gallagher, Kevin P., Amos Irwin, and, and Katherine Koleski. 2012.

The New Banks in Town: Chinese Finance in Latin America. Washington, DC: Inter-American Dialogue.

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